Ouija *parte 2*

Alex llegó puntual a las seis y media tal y como Lu le había comentado, sabía que no ocurriría nada, pero por lo menos se divertiría un rato.
“Hola Lu”
“Hola, ven, te presentaré a mis amigas”
Alex la siguió hasta el salón, donde se encontraban cuatro chicas más, sentadas alrededor de una mesa redonda, mientras colocaban un tablero de madera en el medio.
“Chicas, éste es el amigo del cual os hablé, Alex”
De una en una, se fueron presentando, se llamaban Clara, Marta y Jenny y por lo que parecía, tenían muchas ganas de empezar el juego porque no paraban de mirar una y otra vez el famoso tablero.
“Bueno, ¿empezamos?”
“Claro, vamos, siéntate en esta silla libre, entre Marta y yo”-lo animó Clara.
“Bueno, si necesitáis algo, ya sabéis donde buscarme”-Lucía abandonó rápidamente la sala y se dirigió a su cuarto, la parte buena es que era el cuarto más alejado del piso y no la molestarían si no era un caso muy importante.
“¿Quién pregunta?”
“¿Vamos rotando?”
“Va, empiezo yo”-decidió Marta.
“En esta noche tan especial, llamamos a cualquier ente a que hable con nosotros a través de esta tabla, te damos nuestra energía para que muevas este oráculo y así nos digas tu mensaje, si estás aquí, por favor habla con nosotros”
Pasaba el tiempo y nada ocurría, cinco, diez, quince minutos...nada.
“¿Lo véis?, estas cosas no existen, es lo que le decía a Lu, es pura sugestión”
“No va a funcionar al segundo listo, hay que tener paciencia”
“Claro que sí”-comentó Alex
De repente el oráculo comenzó a moverse poco a poco, yendo primero a la H, después a la O, a continuación la L y por último la A.
“Hola”
“Venga, ¿quién de vosotras lo está moviendo?, ”¿o sois las dos a la vez para hacerme la gracia?”
“Yo no lo muevo”
“Yo menos, ¿no ves que casi no tenemos puesto el dedo y no hacemos presión?, si fuera alguna de nosotras lo estarías notando”
“O sea que me estáis diciendo que hay un supuesto ’ente’ que está moviendo esto, sí claro y que más”
“¿Cómo te llamas?”
“Sofía”
“Sofía, podrías demostrarle a este chico que está con nosotros que eres real?”
“Sí”
Detrás del chico se encontraba una mesa más pequeña de cristal, entre el sofá y el televisor, para que no se moviera, Lucía había encargado a la empresa que se la trajo que la atornillaran al suelo, y por lo tanto era imposible desplazarla. Pues bien, cuando Alex se dió la vuelta comprobó como dicho mueble empezaba a moverse hacia su dirección, parecía que quién la movía lo hacía sin ningún esfuerzo. Al final, se detuvo a mitad del trayecto.
“¿Ahora qué, Alex?”-lo provocó Clara.
“Sigo sin creérmelo, seguro que es mi imaginación o es una broma vuestra, lo seguiré repitiendo hasta la saciedad, ¡¡¡ESTO NO ES REAL!!!”
“Sofía, ¿puedes oírlo verdad?, igual que lo haces con nosotras”
“Sí”
“Cómo ves sigue dudando de tí...”
“Mira tu brazo derecho”
“¿Quién?”
“Alex”
Éste se quitó la sudadera e hizo lo que le decía y no pudo evitar soltar el oráculo mientras se le ponía la piel de gallina: en esa parte del cuerpo tenía tres enormes arañazos irregulares, y por lo que parecía eran bastante recientes... Alex se miró las uñas por si se los había hecho él sin darse cuenta, pero no tenía absolutamente ningún rastro, era imposible que fuera obra suya...
El chico volvió a poner el dedo el dedo en el oráculo y esta vez, habló él:
“¿Has sido tú verdad?”
“¿Ya existo?”
“¿Sabes qué?, TE ODIO POR HACERME ESTO”
“Fue tu culpa”
“¿MI CULPA?”
“Sí”
“¡¡VETE AL INFIERNO!!”
En ese momento el oráculo salió volando y chocó contra la pared con tanta fuerza que se rompió en dos, entonces el chico comenzó a sentirse mareado, cada vez esa sensación iba a más, hasta que no pudo aguantar más y cayó sin sentido al suelo.

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Vaya, así que era eso, como dirían las amigas de Lu, había insultado a la tal Sofía y ésta parecía que no estaba muy contenta...
Alex se empezó a reír del puro nerviosismo, no sabía donde estaba, ni como salir de allí, y lo más importante, dónde se encontraba ahora Sofía...
De repente, notó un fuerte golpe en la nuca que lo hizo volver a caer y a continuación, otro en la espalda, provocando que gritase de dolor.
“Alex, pero esto es por Sofía, lo siento”
El chico intentó mirar hacia el lugar de dónde procedía la voz, y por el rabillo del ojo captó una figura femenina, lo veía todo algo borroso, pero juraría que las zapatillas rojas y negras que llevaba esa persona, se parecían mucho a las de su amiga Lucía...

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Bueno, creo que ya están todas las cajas desechas, la verdad es que las mudanzas son agotadoras, menos mal que mi nueva amiga me ha ayudado un poco, sino fuera por ella aún seguiría quitando cosas.
¿Cómo había dicho que se llamaba?...
Ah sí! era Lucía, es muy agradable, hasta me ha invitado a su casa a comer para darme la bienvenida...


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