Aurora 2017

Holaa, bienvenidos a todos a este blog, hoy haré otra pequeña historia, será como una remasterización de la historia de la princesa Disney, Aurora, conocida como la Bella Durmiente, cuento basado en el original de Giambattista Basile, "Talía, Sol y Luna".

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⚠ Aviso ⚠

Los hechos que se van a relata son completamente inventados, cualquier parecido

con la realidad es pura coincidencia.

La historia, nombres, personajes y situaciones descritas en esta historia son absolutamente ficticios, no hay ninguna relación con ninguna persona viva o muerta, así como con eventos actuales. 

Es ficción.

Dicho esto, disfrutar de la lectura.

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Érase una vez un rey y una reina que vivían felices en su enorme palacio en las montañas; lugar tranquilo y apacible que les gustó desde el primer momento.

Estos, a pesar de todo, ansiaban tener un hijo. Desde que vivían allí, la Reina tenía la costumbre de bañarse en el río Mirés, pues había visto en un programa de televisión que justo ese agua tenía propiedades milagrosas contra el envejecimiento, y a pesar de que todos sus criados y su marido le dijeran que era una locura, pues además de que su temperatura no se encontraba precisamente caliente, no poseía dichas cualidades, pero la Reina no atendía a razones y se bañaba de todas formas.

Un día que hacía su rutina matinal, expresó su deseo mientras se encontraba allí y una rana que oyó sus plegarias le dijo:

-Mi Reina, muy pronto veréis cumplido vuestro deseo. En menos de un año daréis a luz a una niña muy hermosa.

La aludida pensó que su deseo era tan grande, que su imaginación recreaba la situación que tanto ansiaban, así que no le dio importancia y siguió con su vida como si nada hubiese ocurrido.

Al cabo de un año, su sorpresa fue mayúscula pues se cumplió el pronóstico de aquel animal y dio a luz a una bella princesa, a la que, como había nacido al amanecer, la llamaron Aurora. Ella y su marido, estaban tan contentos que quisieron celebrar una gran fiesta en honor a su hija, así que en su muro de Facebook, pusieron una invitación para que todo aquel que quisiera ir, se sintiera invitado, incluidas las hadas, a quién el Rey quiso invitar expresamente para que otorgaran nobles dones a su hija.

Al terminar el banquete, cada hada regaló un don a la niña: la primera, Flora, le otorgó la belleza pues debía dar una buena impresión en las fotos de Instagram; la segunda, Fauna, le dio el don de una voz maravillosa, y, cuando solo quedaba la última, apareció muy enfadada la que no había sido invitada, de nombre Maléfica, que gritó furiosa:

-No me habéis invitado a la fiesta, pero he venido porque yo también quiero dar un don a la princesa.-Señalando hacia la cuna, continuó-antes de que cumplas dieciséis años, sufrirás un accidente en la nieve, ¡y morirás!

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Todos los invitados gravaban la situación con su móvil, no sabían que decir o que hacer en la defensa de los Reyes, pero como no querían salir perjudicados de alguna manera, mejor callaban. En esta situación, la reina se echó a llorar desconsolada mientras Maléfica desaparecía soltando una siniestra carcajada. Entonces, la última hada que quedaba, Primavera, se adelantó, pero como no tenía poder suficiente para anular el encantamiento, hizo lo que pudo para reducir la gravedad de la condena:

- Mi querida princesita, si tienes un accidente, no morirás, sino que quedarás inconsciente durante veinte años.

Tras este incidente, los Reyes decidieron no pisar jamás el paisaje nevado, y, desde luego, prohibírselo a su hija tajantemente creyendo que así evitarían todo mal.

 Las tres hadas buenas, que conocían a Maléfica, convencieron a los reyes para que dejasen que ellas criaran a su hija en la costa gallega, pues tenían un piso al lado del mar y podían evitar así cualquier problema con la nieve. Le dirían que son sus tías y que se llamaba Rosa. A ellos les pareció buena idea, pero con una condición: debían dejar que la hermana de la reina fuera también, pues querían que por lo menos tuviera alguien de su familia cerca. Las hadas no tuvieron ningún inconveniente y al día siguiente partieron al nuevo destino.

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Pasó el tiempo y la princesa se convirtió en una muchacha de 15 años muy hermosa, en ningún momento pensó que era una princesa y que una terrible maldición pesaba sobre ella.

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Mientras, en otra parte de las montañas, Maléfica estaba desesperada, pues habían pasado casi dieciséis años desde la maldición y sus esbirros no habían conseguido encontrar a Aurora.

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-"¡¡SOIS UNOS INÚTILES!!, ¡¡OS LO DOY TODO HECHO Y NO SOIS CAPACES NI DE ENCONTRAR A UNA SIMPLE CRÍA!!, ¡¡ME SACÁIS DE QUICIO NO SERVÍS PARA NADA!!".
Esta decidió tranquilizarse, no podía ser tan difícil encontrar a una chica de casi 16 años, tenían muchas formas a su disposición y esos inútiles no ayudaban en nada. Les dio ordenadores, tablets, GPS, sistemas de rastreo... y aún así fracasaban, ¿cómo podía tener a unos esbirros tan patéticos?
-"¿Sabéis qué?, ¡OLVIDARLO!, mandaré a mi fiel compañero, él sé que no me defraudará como vosotros...
El hada se dio la vuelta y acarició a su cuervo negro como la noche mientras le comunicaba su trabajo:
-Vuela por todo el reino hasta que la encuentres y vuelve a decirme dónde se esconde.

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A la par que esto ocurría, en Galicia se desarrollaba otra escena completamente diferente: Flora, Fauna, Primavera y la hermana de la reina querían darle una sorpresa por su dieciséis cumpleaños, así que le insistieron para que fuera a dar una vuelta por la playa.
-Vamos Rosa, ve a la playa un rato, hace un día maravilloso, es una oportunidad estupenda para tomar el aire y disfrutar del sonido de las olas del mar.

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-Vale vale, está bien ya voy,- Recogió su móvil y sus auriculares y se fue a la playa situada a unos diez minutos de su casa. Según se acercaba, notaba más y más el olor del mar, era algo que le encantaba, la verdad había hecho muy bien en hacerles caso a sus tías.
Cuando sus pies rozaron la fina arena, se sintió muy relajada y feliz, a esa hora no había nadie en la playa, pues era un domingo muy temprano por la mañana y la gente aprovechaba para descansar, así que tenía el lugar para ella sola.
-"¡Ollie, ven aquí!"
La chica giró la cabeza hacia donde provenía la voz, y distinguió a un perro no muy grande dirigiéndose hacia ella con una pequeña pelota de tenis en la boca, mientras un chico corría desesperado detrás de él.
-"Lo siento mucho, hay veces que no me obedece y hace lo que quiere, espero que no te haya molestado".
-"No te preocupes, me encantan los animales, y Ollie no parece mal perro, solo quiere jugar, y bueno, supongo que tú eres su dueño".
-"Sí, soy Félix, encantado de conocerte...em...". El chico empezó a vacilar sin saber como acabar la frase.
-"Rosa, me llamo Rosa, y lo mismo digo".

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Ambos se quedaron charlando y jugando con el incansable Ollie, que disfrutaba como nunca de la compañía de ambos jóvenes. Cuando Rosa se dio cuenta de la hora que era, tuvo que despedirse del chico, pues a sus tías no les gustaba que llegase tarde para la hora de la comida.
-"Tengo que irme o mis tías me matarán, ha sido genial pasar la mañana con vosotros".
-" A mí también me gustó, y Ollie creo que ha sido el que mejor se lo ha pasado, nunca había jugado tanto con otra persona que no fuese mi padre o yo".
-"Se suele decir que siempre hay una primera vez para todo, ¿no?"
-"Sí, supongo que sí...".
-"Bueno, adiós, quiero conservar mi vida". La chica se despidió con una sonrisa y se giró para emprender el camino de vuelta.
Cuando estaba  a punto de volver a subir a la acera, Félix la llamó:
-"¡Rosa espera!"
-"¿Félix?, ¿qué pasó, se me olvidó algo?"
-"No no, tranquila, era solo que, bueno... me has caído muy bien y he pensado que podíamos seguir manteniendo el contacto, bueno sí quieres claro".
-"Claro, porqué no, pareces un chico normal".
-"Tomaré eso como un cumplido".
Intercambiaron números, se prometieron que se escribirían y después de otra despedida, cada uno se fue por su lado.
Cuando la chica llegó a su casa, se quedó maravillada al ver una tarta y un precioso vestido azul de su talla.
-"¿Qué significa esto?, ¿es para mí?
-Sí-contestó una de sus tías-mañana cumples dieciséis años y te llevaremos al palacio con tus padres para que puedas celebrarlo con ellos.
Como hacía mucho tiempo que los reyes no veían a su hija, les pidieron que la llevasen al palacio, pues querían pasar aunque fuese solo un día con ella, y que mejor fecha que su dieciséis cumpleaños. Las hadas y la hermana de la reina no encontraron ningún inconveniente en la petición, así que esa misma tarde, Iberia los llevaría hasta la otra punta del país, presentándose en el palacio a tiempo para celebrar el tan esperado evento.

-"¿Palacio?, ¿reyes?, ¿qué está ocurriendo?, ¡¿que decís?!, ¡no entiendo nada!"

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-"Rosa, escucha: en realidad no te llamas así, tu nombre es Aurora, y eres la princesa de este reino, ellas tres, aunque no te lo creas y me digas que estoy loca, son hadas amigas de tu padre, y yo soy la hermana de tu madre, te trajimos aquí y nos hicimos pasar por tus tías porque tus padres así lo desearon, querían protegerte de una persona que quería hacerte daño desde el día en que naciste, y este es el lugar más seguro que se nos ocurrió, puesto que tanto tus padres como ella viven en las montañas de la otra punta de España. Pero supongo que son muchos años sin verte y desean conocer a su única hija".
Para la chica era demasiada información de golpe y no conseguía asimilarlo, no podía hablar del shock que le producía todo aquello y tuvo que sentarse en el sofá del salón.
-"No sé... no sé que decir.. es todo tan repentino... yo...".
-"No hace falta que digas nada Aurora, sabemos que es demasiado para contarlo todo de golpe, pero era necesario que lo supieras, ya no eres una niña y tienes derecho a saber ciertas cosas".
-Pero... ¿volveremos no?, tengo toda mi vida aquí y no quiero irme así porque sí, hoy por la mañana, por ejemplo, he hecho un nuevo amigo, Félix, y me apetecería poder conservarlo".
-"Tranquila, si tus padres nos lo permiten, volveremos, te lo prometemos, después de todo, estás muy a gusto aquí".
-"Vale, está bien entonces, espero que me dejen volver.. y, ¿cuándo nos vamos si mi cumpleaños es mañana?"
-"Después de comer cielo, tus maletas ya están listas, no tienes que preocuparte por ellas, ahora es mejor que comamos o la comida se acabará enfriando". Razonó una de las hadas.
-"Sí, es verdad Flora, vamos".
Mientras se disponían a comer, no se dieron cuenta de que un ave negra se había posado en el pequeño marco de la ventana abierta de esa misma estancia y que se enteró de absolutamente todo...

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Esa tarde, emprendieron el viaje de vuelta a las montañas, dónde habían comenzado a brindar de felicidad mientras los músicos tocaban alegres melodías. El reencuentro fue menos incómodo de lo que Aurora se había imaginado, pues como se habían separado hace tanto tiempo, no tenía ni siquiera un vago recuerdo de los mismos, pero aún así, le gustó conocerlos después de tanto separados.
Con su llegada dio oficialmente comienzo la celebración; según pasaban las horas, todo salía según lo planeado, hasta que la princesa miró por la ventana y gritó:

-"¡MAMÁ, PAPA!, ¡MIRAD, NIEVA!, ¡ES MUCHO MÁS BONITA QUE EN LA TELE!, ¿PUEDO SALIR A JUGAR AL JARDÍN?, PROMETO TENER MUCHO CUIDADO Y ABRIGARME BIEN".

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Aurora insistía mucho y se la veía muy emocionada, así que sus padres la dejaron salir al jardín, pero eso sí, tenía prohibido salir de él. Ella lo entendió, se abrigó bien y por primera vez en su vida, salió a jugar a la nieve. Cuando llevaba un rato fuera, se encontró con un viejo trineo de madera apoyado en el tronco de un árbol, y aunque no sabía como había llegado hasta allí o de quién era, decidió que podía cogerlo y divertirse con él, después lo volvería a dejar en el mismo lugar y no pasaría nada. Como el jardín era llano, intentó hacer una imitación de una pequeña rampa con la nieve, después de mucho trabajo, consiguió realizarla, aunque sin mucha pendiente, pues tampoco quería hacerse daño.

Al subirse en el trineo y lanzarse como si fuera un tobogán, este se inclinó hacia delante y se clavó en la bajada, haciendo que la niña saliera volando hacia delante y debido a la velocidad, aterrizó dándose un fuerte golpe en la cabeza que la dejó allí tirada.

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Maléfica soltó una carcajada.

¡Al fin lo había conseguido!

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Los Reyes, al notar que su hija tardaba mucho en volver, salieron a donde estaba, y al dar la vuelta al palacio y entrar al jardín trasero, encontraron a su hija inconsciente. Rápidamente la subieron a su habitación, y la reina, llorando desconsoladamente pensando que su hija había fallecido, exclamó:

"¡Ojalá que esto sea solo un mal sueño!"

Entonces, una de las tres hadas que se encontraba presente, se acordó de la maldición y pensó: ‘si con un encantamiento se durmieran todos, la princesa, cuando despierte dentro de veinte años, encontraría a todos sus seres queridos en su entorno.’ Entonces, recorrió todas las estancias del palacio con la varita y al instante todos los habitantes de este se durmieron. "¡Dormid tranquilos!, volveré dentro de veinte años para vuestro despertar." Dijo Primavera, echando un último vistazo al lugar, ahora inmerso en un profundo sueño.

En él todo había enmudecido y el tiempo parecía haberse detenido realmente. Alrededor del palacio, sumergido en el sueño, empezó a crecer un extraño y frondoso bosque con plantas trepadoras que lo rodeaban como una barrera impenetrable. Al principio, en las noticias de todo el mundo no se hablaba de otra cosa más que de la familia real desaparecida, pero con el paso del tiempo, aquel suceso fue olvidado por todo el mundo.

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El tiempo seguía su curso, y un día, un joven que perseguía a un oso, llegó hasta sus alrededores. El animal, herido, para salvar su vida, no halló mejor escondite que la espesura de los zarzales que rodeaban el palacio. Este, se bajó del vehículo todoterreno que le regalaron por su graduación, sacó el hacha de la parte trasera e intentó abrirse camino, aunque avanzaba lentamente porque la maraña era muy densa. Desanimado, estaba a punto de irse por donde había venido, cuando, al apartar una rama, vio el palacio. El portón se encontraba abierto así que decidió dejar fuera el vehículo y entrar, cuando vio a todos los habitantes tendidos en las escaleras, en los pasillos, en el patio, pensó horrorizado que estaban muertos, pero luego se tranquilizó al comprobar que dormían. 

“¡Despertad!, ¡Despertad!”, chilló una y otra vez, pero en vano.

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Cada vez más extrañado, se adentró en el castillo hasta llegar a la habitación donde dormía la princesa.

Durante mucho rato contempló aquel rostro sereno, lleno de paz y belleza y sintió que conocía a aquella chica: era la misma con la que, años atrás, habían entablado una bonita amistad, y que de un día para otro, había dejado de hablarle sin saber porqué, y después de años de pensar cientos de teorías, al fin sabía el motivo, y sinceramente, no la culpaba...

Emocionado, se acercó a ella, y notó, al igual que el resto, que dormía profundamente, y como no deseaba interrumpir su sueño, se despidió de ella tomando su mano y dándole un beso…

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Con aquel gesto, la muchacha se desperezó y abrió los ojos, despertando del larguísimo sueño. Al ver al joven, comentó: 

-"¡Yo me acuerdo de tí!, ¡¡Félix, eres tú!!, ¿que estás haciendo aquí?, es más, ¿que estoy haciendo yo aquí?"

-"Tu amigo, sin saberlo, te ha despertado de tu largo sueño, ese era el peligro del que queríamos protegerte, aunque supongo que no siempre se pueden evitar todos los vaches".

La hermana de su madre, mucho más mayor de lo que la recordaba, entró sin hacer ruido en sus aposentos.

-"Tú eras... eras... ¡ah sí!, ¡la hermana de mi madre!, como has cambiado..."

-"Todos lo hemos hecho querida, han pasado veinte años desde que ocurrió todo, tú también te has vuelto una jovencita muy guapa, mírate".

Aurora se levantó y se dirigió hacia el espejo de cuerpo entero que tenía en la habitación, comprobando, impresionada, que era mucho más alta, su pelo, aunque descuidado, le llegaba casi por la cintura, sus pómulos pronunciados y su cara ya no tan infantil, la hacían ver como una chica de veinticinco años. Pero lo más raro de todo era que su ropa parecía que hubiese crecido con ella, pues le parecía fascinante el hecho de que aún le sirviera la camiseta y los vaqueros de la Aurora de quince años.

-"Flora, Fauna y Primavera se iban turnando para venir a verte cada año y agrandártela si era necesario". Le contestó Fortuna, que así se llamaba la hermana, como si le hubiera leído el pensamiento.

-"Así que eres una princesa, vaya, no sabía que me hubiese hecho amigo de la mismísima princesa de este país, que honor".

-"Que tonto eres".

Aurora se giró y ambos se abrazaron, se habían echado de menos, aunque hubieran hablado poco, ambos se hicieron inseparables.

-"Siento interrumpiros chicos, pero creo que abajo quieren veros...".

-"Pero no puedo bajar así, estoy hecha un desastre, y la demás ropa que me he traído hace veinte años creo que dejó de servirme...".

-"No toda".-Fortuna sacó del armario el vestido que había sido uno de sus regalos de su 16º cumpleaños, y con un movimiento de la mano, este se hizo más grande.-Aquí tienes, creo que te servirá, puedes cambiarte en el baño que tienes ahí, a tu derecha".

Aurora se había quedado muda, ¿¿cómo había hecho eso??, es más, ¿¿era posible...??

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"Es magia querida Aurora".

"Magia".

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Eso sólo podía significar una cosa: el encantamiento se había roto.

El castillo, hasta entonces inmerso en el silencio, se llenó de cantos, de música y de alegres risas con motivo de la vuelta de Aurora.





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Hasta aquí la historia de La Bella Durmiente, ya sé que no ha sido completamente 2017, pero sinceramente, creo que eso le da un toque especial.
Espero que haya gustado y nos vemos en el siguiente, chao :)

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